viernes, 17 de noviembre de 2023

LATIFUNDIOS DE LA MUERTE


1

Pasean el féretro de una vieja platuda.
Interrumpen el tráfico,
cortan algunas calles con cierta genuflexión.
Parte del pueblo chico la acompaña
a su última morada,
bajo cierta presión.
Nunca malgastó un centavo,
nunca se le cayó una moneda al suelo.

2

Los días me abandonan de a uno,
ordenadamente y sin misericordia.
Lo que planté en el huerto me inculpará.
El inadecuado regadío se come mis horas.
La luna saluda y es cabal mi orfandad.
Mis rugosidades retratan mi calavernario.

3

Se tomaba medio frasco cada semana
con optimismo y rigor.
Al mes descubrió que el remedio
había caducado hace más de un año.
En el proceso nadie leyó bien la fecha.
La farmacia ofreció sus condolencias
y compró una corona con una cinta enternecedora
e inició una auditoría operativa interna,
otra vez.

4

Llegó el viernes.
Dios cierra los ojos,
el diablo sube el volumen,
la botillería los moja con agua bendita,
la incertidumbre encopetada es el brigadier.
A las dos de la mañana un miliciano
nos dejó para siempre.

5

La muerte
nos afiliará a todos,
sin discriminaciones,
sin excepciones,
un día cualquiera.

6

Muchos bautizados han partido.
Te esperan allá con una tragantona
y un certificado que acredita
que aprobaste todos los pasos y pruebas sin chanchullos,
que has llegado, agotado, a la meta,
a pesar de los excesos, lubricidades, bochornos y deterioros.
Si te equivocaste de religión, ahí lo sabrás,
y quedarás perplejo,
dando vueltas en círculo.

7

Yo no lo asesiné,
fue el monstruo que mora en mí,
que me da señales y jalones,
y que con licor adentro
me da órdenes perentorias,
y yo
soy obediente,
pocas veces en el año.

8

El alma se separa de lo visible,
me siento en un tribunal.
No es factible contratar un jurisconsulto,
presentar un recurso de queja.
Ya eres un integrante de la eternidad.

9

Se bebió la botella,
se pasó un semáforo en rojo,
derribó la reja de un instituto,
su nariz quedó reconocible,
el bólido también expiró.

10

Respiro un aire puro
que todavía lo es,
hasta que levanta su voz la chimenea,
y nos quedamos con la expectoración
y algunos pulmones se van a la huesera
y otros al responsorio.

11

No mirar bien,
no concentrarse
y caer al vacío
desde el noveno piso
por la cavidad de un ascensor
que no se encontraba presente
porque estaba en malas condiciones
y fue retirado.

12

Doblo una esquina
y la otra.
He recorrido tres mil veces la manzana,
y sigo seco
en el domicilio de mi existencia.
El dintel narró mis hazañas
con una capucha.

13

Iba a cien en dirección al sur.
Divisó una antena en el techo de un loma
y leyó sus correos y mensajes
desconcentrándose fatalmente.
El automóvil cruzó el eje de la calzada sin saberlo.
Chocó de frente con el foco izquierdo del camión,
sin enterarse jamás.

14

Enterraron al abuelo,
ningún urutaú lo lamentó.
Su cuarto quedó desocupado,
hay más espacio.
Su sobrina vulnerable lo agradece,
con un chinchín frugal.

15

Viajaba en clase premium,
el avión iba en dirección al suelo,
con los traicioneros motores apagados.
El rostro terrorífico de la azafata
reforzó la inquietud de los pasajeros.

16

Surfeaba en un río correntoso
algo bebido
en un país extranjero,
sin preguntar demasiado.
La catarata apareció de un golpazo
y la tabla se partió en dos.
Yo me llevé la peor parte.
En el roquerío aterrizó mi cráneo.

17

Subo a la punta del cerro con mis lauros.
El viento me desecha, las nubes también.
No los impresiono con nada, por lo que soy.
La gloria transitoria y vana
no se irá conmigo.
El viento se la llevará, las nubes la taparán.
Sin mí,
la alegría en la plazoleta se amplía.

18

Tieso y en posición horizontal
escucha murmullos, burlas desconsideradas.
Con la planta del pie del zapato derecho
golpean el piso con tacto y ritmo.
Nadie se ríe
por mientras cierran el cajón.
Descansen en paz.
No volverá.

19

Ingresé armado y victorioso a la selva
y distinguí un león joven.
Apunté bien, con mano firme.
El rifle se me atoró. Me agité.
Me reconocieron de inmediato
por mi tatuaje medioambientalista
y mis zapatillas amarillas.

20

En la cama del hospital
supe lo que valía,
lo que pesaba,
lo que trasciende,
lo que no era.

No valgo nada,
mi peso es el de un globo gris,
mi labor no es trascendente.
A solas,
entre sábanas blancas,
una lámpara intentó encauzarme.

21

Me tomé un botellín de pastillas
y palpé el orden sobrenatural in situ.
Una receta fue prescindible.
El fuego es una carga superior.
Esperaré a mi siquiatra,
aquí,
en el otro lado.

22

Le solicité dinero a un prestamista bravo.
No le he pagado durante siete meses
y se me acabó el dinero hace tiempo.
Estoy drogado debajo de un nogal.
Con el ajuste de cuentas
no despertaré mañana.

23

Un joven millonario feneció en su audi.
El funeral en la catedral es un evento social.
La madre revisa quienes fueron y quien no.
El desprecio a los inasistentes será severo.
En los velorios se revalidan las lealtades.
Los que lloran se ganan la anuencia del empresario.
Los capitanes ingresaron con binóculos.

24

Con un trasplante mamario
en un sanatorio clandestino,
la sensatez elemental cuelga de un puente.
Se les pasó la mano con la anestesia.
El cirujano se anida en un submarino,
en un caserío adyacente.

25

Comenzamos a escalar la intrincada montaña
sin avisarle a los carabineros
y con un equipo de nivel aceptable.
La apuesta fue inconsiderada.
Éramos jóvenes bizarros.
Nos quedaban ochenta metros
y un temporal brutal y perverso
nos desordenó todo, nos desbarató.
Con la temperatura bajísima nos congelamos.
Estuvimos sentados e inmovilizados siete meses.

26

Se fotografiaba, muy sexy,
en la orilla de un lago pavoroso.
A una velocidad sorprendente
un cocodrilo saltó y le hundió los dientes
y se sumergió con ella.
Delante de mandíbulas hambrientas
no practiques el sonambulismo.

27

Las carreras irregulares de coches
por las calles de la ciudad gótica
son de retardados, dementes y salvajes.
Por esquivar una camioneta mal estacionada
arrollé un kiosco con la señora adentro.
No había bebido una gota. Quería ganar.
El fórmula 5 me expulsó por un destino lúgubre,
en un tris, cuando el vértigo me ensimismaba.

28

Por una cifra interesante
asesiné a un nacional, otra vez.
Estoy consagrado a mi profesión
a tiempo completo.
He prosperado lo suficiente,
me llaman todos los meses.
Soy ahorrativo, invierto con cuidado.
Cuando recibí dos balazos en el tórax,
por venganza,
me desilusioné mucho.

29

Vendía dosis de cocaína
de mala calidad.
Un cliente frustrado lo acuchilló.
Se sintió estafado, por segunda vez.
El punto de transacción
continúa incólume.

30

Desde el sábado yazgo en la morgue
e ignoro los motivos específicos
por la cual mi alma y mi cuerpo
van por rutas diferentes,
y ya no se verán.
Obvié la normativa vigente
y todos lo notaron.

31

Entré al latifundio agazapado
a las tres de la mañana.
Un repentino escopetazo
desunió varios de mis órganos vitales
y los derramó.

32

Jornadas completas en la sala de espera.
Ya no soporto el fastidio
y tú, te aferraste a la eternidad.
Zapatear la cueca en la regadera
fue una pésima idea.
El ron y el jabón fueron los sicarios.

33

Adiós suegra.
Como yerno me enfoco en el féretro.
Hay sentimientos desencontrados y multifacéticos.
Tengo que apenarme un poco,
coincidir con mi esposa.
El regocijo secreto es un enigma.

34

Estando turbado
procuré arrojar una granada
en el ejercicio militar de la unidad.
Se me cayó al suelo y no la hallaba.
Antes de la división de mi ser,
me espeluzné.

35

Me sobrepasé con el alcohol y las drogas.
La ambulancia corrió afligida.
Sucumbí a las tres horas,
con veintiocho años y un postgrado.
Ser inteligente y ser idiota
no sirve.

36

Creerse la muerte,
correr detrás de la muerte apresurado,
suponer que la muerte es ciencia ficción,
pensar que la muerte no es para mí,
mofarse de la muerte,
disentir de la muerte,
darle un abrazo del oso a la muerte.

37

Asalté un banco en California.
Tontamente, hui de la policía
y me pegaron tres balazos, y caí.
El color de mi tez no fue un obstáculo.
Devolví todo el dinero, sin desearlo.

38

No pongas una cama elástica en la terraza,
no tientes al cosmos.
Si vuelas como una paloma
la desesperación se apoderará de ti
y medirás bien el vacío,
por primera y última vez.

39

No logré atravesar la línea,
el tren me arenizó de un guantazo.
Los neumáticos traseros quedaron intactos.
Esta vez mi intrepidez falló
y el disco “Pare” me cobró todas las cuentas.

40

El sunami nos azotó,
mis aposentos son algas marinas,
la alarma no funcionó.
El gobierno anuncia once medidas
de grueso calibre
con el visto bueno de los finados.

41

No le pasé el celular,
me enterró su navaja dos veces.
Me quedé adolorido en la cuneta.
Reordenaba mis prioridades
en el sofá cama de la uci
y partí.

42

Me introduje en el agua ebrio,
mis muslos pesaban una tonelada,
mi mano era visible a ratos,
dos salvavidas me pusieron en la arena,
el cambio de tono de mi epidermis
bajó la cortina.

43

Si un difunto me lee el diario
es porque me marché.
Pellizcarse no posee sentido,
correr al confesionario tampoco.
El himno del adiós es un hit.

44

Saltó desde un helicóptero,
aleteaba con las manos estiradas.
El paracaídas no se abrió,
el nerviosismo lo capturó,
despedazó el viejo techo de un monasterio.

45

Cuando inhala marihuana,
un farol le toma su mano.
La meditación abre rosetones
y cierra avenidas y los florecimientos.
Era un deficiente más en la sala de clases, asequible.
Se sentó en una gárgola
y el céfiro infausto
lo desvinculó del planeta tierra.

46

Crucé mal el paso de peatones,
mis molares quedaron a ocho centímetros
de un bus que venía soplado, estimulado.
Mi espalda fue una estampilla en la arteria
y mi rostro empezó a cantar su réquiem.

47

Marqué mi tarjeta de asistencia,
a las 8.25 am me estacioné en el motel.
Algo decaído, no me di por vencido en el colchón.
En el fragor me dio un ataque al corazón.
La cariñosa huyó en cuatro segundos del perímetro.
Los colegas me rindieron honores.

48

A 220 kms por hora en mis 500 cc,
con mi cutis palpitante.
Apareció una mancha de aceite.
El palo de poste de cemento
se desvió en veinte grados.
La motocicleta disminuyó su tamaño,
el casco quedó como papel arrugado.
La incrustación fue notable.

49

Caer del décimo piso,
acariciar la brisa marina,
despeinarse en el trayecto,
ser saludado por las olas
antes de que mi cuerpo pesado
triture algunas baldosas microvibradas.



ANTOLOGÍA DE POEMARIOS
http://antologiadepoemarios.blogspot.com


De la antología “LAS SOTANAS DE SATÁN”
http://lassotanasdesatan.blogspot.com


JAIME FARIÑA MORALES
ARICA- CHILE
24



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